<i>Los Simpson: La película</i>

¡Hola, amigos! ¿Qué tal?

Hoy, como ya es habitual, os traemos… (redoble de tambores…) ¡UNA NUEVA RESEÑA!

Una reseña alejada de la realidad, y a su vez lejos también de las películas anime, en las que se habían centrado nuestras bloggeras Esther y Valentina. Una película no de esta década, pero sí de la anterior (tranquilos, ahora no, ya habrá tiempo de lamentaros por lo viejos que sóis y lo rápido que pasa el tiempo), estrenada el 26 de julio de 2007 y con unos beneficios de 96 millones de dólares en 71 países en su primer fin de semana (9.7 millones de euros sólo en España). ¿Ya os hacéis una idea? Pues sí, efectivamente, la película de hoy es “Los Simpson: la película”.

Como ya es tradición, os advertimos que nuestras reseñas están repletas de spóilers, puesto que, más que una reseña, nuestro objetivo consiste en el análisis de las escenas relacionadas con el medio ambiente y la gestión de residuos, en este caso tema principal en el desarrollo de la película. Así que, si es la gran película de tu vida, de esas que no has visto porque la tienes reservada para una ocasión especial, o simplemente lo has ido dejando pasar con el tiempo, deja de leer a partir de aquí, y te invitamos a que la veas, reflexiones, y te pases de nuevo cuando acabes.

Dicho ésto, comencemos.

La película  arranca con un comienzo de lo más prometedor. Green Day interpreta a la guitarra el ya himno de Los Simpson en un concierto en el lago de Springfield, cuya contaminación está a punto de provocar una catástrofe. Homer es, cómo no, quien pone la última gota.

El lago de Springfield es víctima de un volumen de residuos alarmante, tanto que si se sigue arrojando más basura se llegará a un punto de no retorno que conllevará la desaparición de la ciudad.

Homer establece una estrecha relación de amor con un cerdo, mientras que Bart, ante la falta de afecto de su progenitor, se ve tentado por la bondad de Ned Flanders y sus acomplejados hijos. Lisa vivirá un amor de primavera con un joven irlandés de nombre Colin que comparte con ella su radical respeto por el medio ambiente.

La relación de Homer con su amigo porcino se traducirá en un enorme depósito de excrementos que Homer deberá llevar a reciclar. Por el contrario, el destino quiere poner en el camino de nuestro protagonista una partida de donuts gratuitos, por lo que se saltará el proceso de reciclaje y optará, nadando en su propio egoísmo, por verter los excrementos al Lago Springfield. 

Éste llega a una situación de colapso, lo que llevará a la EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente) a aislar a Springfield del resto del país.

Homer debe salvar al mundo de la catástrofe que él mismo ha provocado. Mientras Marge está indignada por la monumental metedura de pata de Homer, una muchedumbre vengativa cae sobre el hogar de los Simpson. La familia se escapa por los pelos pelos hacia Alaska, pero no tardan en quedar divididos por el conflicto. Homer tendrá que decidir qué es lo que más le importa…

Mientras el destino de Springfield y el del mundo permanecen indecisos, Homer emprende una odisea buscando el perdón de Marge, la reunión de su dividida familia y la salvación de la ciudad donde vive...¿logrará alcanzar todos sus objetivos? No os la perdáis.

Una gran película que, de la mano de una familia muy conocida ya por todos, nos envía un mensaje muy directo sobre las fatales consecuencias de no gestionar los residuos adecuadamente, aparte de toda la trama de la política que no vamos a tratar. 

¡Os la recomendamos!