Diógenes fue un filósofo del siglo IV a.C. quién fundó la ‘corriente cínica’ y se le conocía por su desprecio por las convenciones sociales. Siendo consecuente con este pensamiento, Diógenes
adoptó un estilo de vida que se caracterizó por su austeridad y por el
abandono de su aspecto físico. Se le representa dentro de un tonel,
semidesnudo con su pelo largo y desastrado.sin ganas de vivir.
Los ancianos aquejados por el síndrome de Diógenes, viven así, como Diógenes en el aislamiento y la incuria. Su
actitud negligente (una mezcla entre la soledad y la misantropía)
muestra a los demás y a ellos mismos un sentimiento de
derrota y de renuncia a vivir plena y dignamente, bien sea porque no tienen los alicientes necesarios, o por el deterioro psíquico de la edad, pero esa conducta, la conducta de los aquejados por el síndrome de Diógenes no implica necesariamente una dolencia mental sino que muchas veces es una ‘dolencia del alma’ y de lo más profundo de sus propios dolores y vivencias.
¿Quiénes la padecen?
derrota y de renuncia a vivir plena y dignamente, bien sea porque no tienen los alicientes necesarios, o por el deterioro psíquico de la edad, pero esa conducta, la conducta de los aquejados por el síndrome de Diógenes no implica necesariamente una dolencia mental sino que muchas veces es una ‘dolencia del alma’ y de lo más profundo de sus propios dolores y vivencias.
¿Quiénes la padecen?
Por lo general son personas que se sienten solas, o no han superado la
muerte de un cónyuge o familiar muy cercano, o presentan cuadros
depresivos o han sido sometidos a un gran estrés de tipo emocional como
el sentirse rechazados por parientes, o la soledad. Hay casos en que la
necesidad económica puede alentar ese proceso, pero no es un factor
clave, ya que se conocen casos de síndromes de Diógenes con
un nivel socioeconómico alto y carreras profesionales. Es en definitiva
una enfermedad social, ya que es la soledad la que inicia el proceso de
ese trastorno.
Atrapados por el temor
Los sentimientos de inseguridad y de miedo les impulsan a acumular cosas –aunque esas cosas sean inútiles, o nocivas para su salud, como los desperdicios- que actúan como muro protector.
Se podría decir que se trata de ‘coleccionistas’ que en vez de coleccionar algo de forma selectiva por puro hobby, lo hacen de manera indiscriminada, llevados por una oscura necesidad de acumular compulsivamente (a esto se lo conoce como ‘siglomanía’). La soledad se encarga de todo lo demás.
Estas personas se sienten solas pero también quieren estar solas, ya sea por resentimiento hacia otros, por autoprotección por daños recibidos, o bien porque se sienten atrapados por un miedo atroz a relacionarse con personas ajenas a las que su misantropía ha convertido en seres hostiles en potencia (desde su punto de vista).
Puede suceder que en la calle, sean personas socialmente normales, pero que cuando cierran sus puertas se parapeten en el descuido y la dejadez. De ahí que a veces no sea fácil reconocer su estado y ni mucho menos saber que están en la más profunda soledad.
Hay especialistas que reconocen cinco rasgos de conducta para identificar el síndrome de Diógenes. La presencia de dos o más de ellos les permite pensar en que pueda haber un cuadro de síndrome de Diógenes y la presencia de cuatro o cinco se trataría de enfermos graves con riesgo de muerte.
Esos rasgos son:
1.- Aislamiento social con tendencia a rehuir de la gente o de situaciones de comunicación.
2.- Reclusión voluntaria en el domicilio al que se aferran por muy ventajosas que sean las alternativas de acogida que se les ofrezcan.
3.- Descuido en la higiene y en la alimentación. En el cuidado de la salud, en la limpieza y orden del hogar.
4.- Reacción de pobreza imaginaria (llamado también ‘síndrome de la miseria senil’), que lleva a acumular no sólo dinero, sino, también objetos de diferente índole (incluida basura).
5.- Rechazo de las ayudas sociales o familiares y la tendencia a volver a sus hábitos de vida después de una temporada de acogida o apoyo externo.
La invisibilidad externa es una de las mayores dificultades para poder dar ayuda a las personas que sufren del síndrome de Diógenes. Los ancianos que se aíslan están condenados a que esa situación pase inadvertida incluso para sus propios vecinos y más aún cuando se les ve tan reacios a cualquier relación.
Cuando los servicios sociales consiguen intervenir en un caso, las medidas surten efecto inediato, ya que sólo se trata fundamentalmente de asearles y nutrirles mediante alimentos fortalecedores y fármacos y poner a trabajar en sus casas a los servicios sociales, pero a lo que no se puede poner arreglo es a la soledad, que es el origen de su mal como de tantos otros males.
Una peculiaridad del síndrome de Diógenes es que si son dos los ancianos que viven juntos, uno de ellos puede arrastrar al otro a la misma situación.
Los síntomas suelen comenzar a partir de los 65 años (aunque su origen a veces pueda estar mucho antes). En España afecta a un 3% de la población mayor de 65 años de edad. Este factor es revelador, ya que va en aumento en la medida en que aumentan los ancianos que viven solos.
Atrapados por el temor
Los sentimientos de inseguridad y de miedo les impulsan a acumular cosas –aunque esas cosas sean inútiles, o nocivas para su salud, como los desperdicios- que actúan como muro protector.
Se podría decir que se trata de ‘coleccionistas’ que en vez de coleccionar algo de forma selectiva por puro hobby, lo hacen de manera indiscriminada, llevados por una oscura necesidad de acumular compulsivamente (a esto se lo conoce como ‘siglomanía’). La soledad se encarga de todo lo demás.
Estas personas se sienten solas pero también quieren estar solas, ya sea por resentimiento hacia otros, por autoprotección por daños recibidos, o bien porque se sienten atrapados por un miedo atroz a relacionarse con personas ajenas a las que su misantropía ha convertido en seres hostiles en potencia (desde su punto de vista).
Puede suceder que en la calle, sean personas socialmente normales, pero que cuando cierran sus puertas se parapeten en el descuido y la dejadez. De ahí que a veces no sea fácil reconocer su estado y ni mucho menos saber que están en la más profunda soledad.
Hay especialistas que reconocen cinco rasgos de conducta para identificar el síndrome de Diógenes. La presencia de dos o más de ellos les permite pensar en que pueda haber un cuadro de síndrome de Diógenes y la presencia de cuatro o cinco se trataría de enfermos graves con riesgo de muerte.
Esos rasgos son:
1.- Aislamiento social con tendencia a rehuir de la gente o de situaciones de comunicación.
2.- Reclusión voluntaria en el domicilio al que se aferran por muy ventajosas que sean las alternativas de acogida que se les ofrezcan.
3.- Descuido en la higiene y en la alimentación. En el cuidado de la salud, en la limpieza y orden del hogar.
4.- Reacción de pobreza imaginaria (llamado también ‘síndrome de la miseria senil’), que lleva a acumular no sólo dinero, sino, también objetos de diferente índole (incluida basura).
5.- Rechazo de las ayudas sociales o familiares y la tendencia a volver a sus hábitos de vida después de una temporada de acogida o apoyo externo.
La invisibilidad externa es una de las mayores dificultades para poder dar ayuda a las personas que sufren del síndrome de Diógenes. Los ancianos que se aíslan están condenados a que esa situación pase inadvertida incluso para sus propios vecinos y más aún cuando se les ve tan reacios a cualquier relación.
Cuando los servicios sociales consiguen intervenir en un caso, las medidas surten efecto inediato, ya que sólo se trata fundamentalmente de asearles y nutrirles mediante alimentos fortalecedores y fármacos y poner a trabajar en sus casas a los servicios sociales, pero a lo que no se puede poner arreglo es a la soledad, que es el origen de su mal como de tantos otros males.
Una peculiaridad del síndrome de Diógenes es que si son dos los ancianos que viven juntos, uno de ellos puede arrastrar al otro a la misma situación.
Los síntomas suelen comenzar a partir de los 65 años (aunque su origen a veces pueda estar mucho antes). En España afecta a un 3% de la población mayor de 65 años de edad. Este factor es revelador, ya que va en aumento en la medida en que aumentan los ancianos que viven solos.
Qué dicen los médicos
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que generalmente afecta a personas mayores que viven solas y se caracteriza por la negligencia y el total abandono personal y social y el aislamiento voluntario en el hogar. Está agravado en su gran mayoría por la acumulación de grandes cantidades de dinero, de basura o de desperdicios domésticos.El primer estudio científico de dicho patrón de comportamiento se realizó en 1960 cuando se observan repetidos casos de personas mayores extremadamente hurañas viviendo solas y recluidas en sus propios hogares rehuyendo cualquier ayuda y contacto con otras personas. En 1975 es cuando se le bautiza como síndrome de Diógenes.
Síntomas del síndrome de Diógenes
El afectado por el síndrome de Diógenes, se aísla. Busca voluntariamente su aislamiento social, llegando a recluirse en su propio hogar desatendiendo absolutamente la limpieza del mismo y de su propia persona, además de vivir voluntariamente en condiciones de pobreza extrema.
Pueden reunir grandes cantidades de dinero en su casa o en el banco sin tener consciencia de que lo poseen, pero el pensar en su situación pobreza extrema es lo que les impulsa a ahorrar y a almacenar artículos sin utilidad. Es frecuente que almacenen cantidades grandísimas de basura y desperdicios incluso ha habido casos de personas que atesoraban billetes antiguos ya sin curso legal, bombonas de gas o latas de pintura.
La principal complicación es la muerte en soledad en sus domicilios. Por otra parte, más del 40 % de los síndromes de Diógenes sufren patología somática severa, y mueren a pesar de ser ingresados en hospitales. Todos presentan grave abandono higiénico y estados carenciales, que implican la presencia de malnutrición, anemia, etc.
Tratamiento
Se debe identificar a las personas que puedan estar entre los grupos de riesgo. Luego, diagnosticado un síndrome de Diógenes, el paciente debe ser ingresado en la unidad de Geriatría del hospital y abordar los síntomas por el médico. Es indispensable el diagnóstico y atender la patología psiquiátrica asociada, como depresión, delirios crónicos, etc.).
Se debe dar atención a tratar posibles complicaciones derivadas del mal estado y las nutricional e higiénico consecuencias de ello.
Posteriormente a la asistencia primaria, se deben evitar las condiciones que llevaron al anciano a esa situación. Si no es posible asegurar la convivencia del enfermo, hay que ubicarlo en una institución social y hacer un seguimiento crónico, visitas domiciliarias y atención de servicios sociales (trabajador social).
Al no tener consciencia de su problema y suelen rechazar la ayuda. Si su cuerpo no les imposibilita, o no tienen diagnosticada alguna enfermedad como demencia (que no les permita decidir por ellos mismos), es necesario que firmen su consentimiento para ser ingresados en una unidad geriátrica o psiquiátrica, por lo que acaban volviendo a su hogar con su vuelta a la situación anterior.
Un comportamiento huraño y un aislamiento voluntario son “esos factores de riesgo” que deben alentar a la familia que hay una alerta que les indica que deben estar pendientes de que puede haber un desorden en uno de sus miembros.
El hecho en sí de que estas personas rechacen la ayuda de su familia y amigos, hace que se llegue a debatir si el síndrome de Diógenes es una enfermedad o sólo de un estilo de vida.
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que generalmente afecta a personas mayores que viven solas y se caracteriza por la negligencia y el total abandono personal y social y el aislamiento voluntario en el hogar. Está agravado en su gran mayoría por la acumulación de grandes cantidades de dinero, de basura o de desperdicios domésticos.El primer estudio científico de dicho patrón de comportamiento se realizó en 1960 cuando se observan repetidos casos de personas mayores extremadamente hurañas viviendo solas y recluidas en sus propios hogares rehuyendo cualquier ayuda y contacto con otras personas. En 1975 es cuando se le bautiza como síndrome de Diógenes.
Síntomas del síndrome de Diógenes
El afectado por el síndrome de Diógenes, se aísla. Busca voluntariamente su aislamiento social, llegando a recluirse en su propio hogar desatendiendo absolutamente la limpieza del mismo y de su propia persona, además de vivir voluntariamente en condiciones de pobreza extrema.
Pueden reunir grandes cantidades de dinero en su casa o en el banco sin tener consciencia de que lo poseen, pero el pensar en su situación pobreza extrema es lo que les impulsa a ahorrar y a almacenar artículos sin utilidad. Es frecuente que almacenen cantidades grandísimas de basura y desperdicios incluso ha habido casos de personas que atesoraban billetes antiguos ya sin curso legal, bombonas de gas o latas de pintura.
La principal complicación es la muerte en soledad en sus domicilios. Por otra parte, más del 40 % de los síndromes de Diógenes sufren patología somática severa, y mueren a pesar de ser ingresados en hospitales. Todos presentan grave abandono higiénico y estados carenciales, que implican la presencia de malnutrición, anemia, etc.
Tratamiento
Se debe identificar a las personas que puedan estar entre los grupos de riesgo. Luego, diagnosticado un síndrome de Diógenes, el paciente debe ser ingresado en la unidad de Geriatría del hospital y abordar los síntomas por el médico. Es indispensable el diagnóstico y atender la patología psiquiátrica asociada, como depresión, delirios crónicos, etc.).
Se debe dar atención a tratar posibles complicaciones derivadas del mal estado y las nutricional e higiénico consecuencias de ello.
Posteriormente a la asistencia primaria, se deben evitar las condiciones que llevaron al anciano a esa situación. Si no es posible asegurar la convivencia del enfermo, hay que ubicarlo en una institución social y hacer un seguimiento crónico, visitas domiciliarias y atención de servicios sociales (trabajador social).
Al no tener consciencia de su problema y suelen rechazar la ayuda. Si su cuerpo no les imposibilita, o no tienen diagnosticada alguna enfermedad como demencia (que no les permita decidir por ellos mismos), es necesario que firmen su consentimiento para ser ingresados en una unidad geriátrica o psiquiátrica, por lo que acaban volviendo a su hogar con su vuelta a la situación anterior.
Un comportamiento huraño y un aislamiento voluntario son “esos factores de riesgo” que deben alentar a la familia que hay una alerta que les indica que deben estar pendientes de que puede haber un desorden en uno de sus miembros.
El hecho en sí de que estas personas rechacen la ayuda de su familia y amigos, hace que se llegue a debatir si el síndrome de Diógenes es una enfermedad o sólo de un estilo de vida.
¿Hay mas aparte de esta "enfermedad"?
ResponderEliminarHay más enfermedades, por supuesto. Pero estas enfermedades estarían relacionadas con los contaminantes que hay en la atmósfera como la rinitis alérgica y crónica, pudiendo llegar en casos aislados al cáncer de pulmón.
EliminarNo obstante, el síndrome o enfermedad de Diógenes se trata más bien con un trastorno mental que lleva al que lo padece a acumular gran cantidad de basura con los problemas de insalubridad que conlleva.